12 mar 2010

"Date un año..


conocé al equipo, recorré el lugar, aprendé nuestra forma de trabajo y después si querés te vas, pero date un año".

Así arrancó la charla con el Chef hace ya unos 7 meses, en ese entonces todo era nuevo y mágico. Luego apareció la rutina (que nunca es rutina), las largas horas de trabajo que poco a poco se convertían en algo normal y la confianza con el grupo de trabajo.

Pero con todo eso también apareció una complicación. Ese final abierto a mi voluntad es el que hoy me llena de dudas y me hace mirar una y otra vez el calendario, pensar qué hago, cómo, cuándo, y volver a mirar el calendario.

Mis últimas dos semanas tuvieron como común denominador una misma secuencia de pensamientos. Cada dia arrancaba mirando el calendario y preguntándome qué hacer. A medida que las horas corrían por mi cabeza desfilaban posibilidades y las preguntas se iban apilando en un costado pero al terminar el dia volvía al mismo punto desde el cual había partido, ¿qué hacer?.

Ayer acomodé ideas, enfrié la cabeza y le dije a mi cabeza que por más que le demos mil vueltas todavía hay un mar de meses en el medio que hay que cruzar y entonces alejé por un tiempo los fantasmas de mi futuro.

De a poco me voy reacomodando y volviendo a concentrarme en el trabajo, en algunos proyectos personales y en disfrutar todo lo que la vida me da día a día. No hay una rutina, no hay una agenda a seguir, cada día acá es único, diferente a los anteriores e irrepetible a futuro. Cada dia es una nueva aventura y mientras siga siendo así no veo una razón para pensar en una despedida. Quizás si en vacaciones "largas" (que nunca van a ser largas pero espero poder tener dias suficientes para compartir entre mates, asados y charlas) pero definitivamente no en una despedida.

Abrazo grande,
Feliz Cumple Romi,

Fran

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